Por Graciela M Fernández
Si tuviste que leer este libro en la escuela secundaria, seguro tenes mas de 50.
Platero y yo, un clásico de la literatura, su autor Juan Ramón Jiménez, atravesó fronteras contando las hazañas de este animalito.
Recuerdo que yo quedé fascinada con este cuento, tanto que cuando la profesora de dibujo nos decía “hoy es un trabajo libre, realicen lo que quieran”, yo decidí retratar al burrito mirándose en el agua, porque esa imagen era mágica, me puso diez.
Si tuviste que leer este libro en la escuela secundaria, seguro tenes mas de 50.
Platero y yo, un clásico de la literatura, su autor Juan Ramón Jiménez, atravesó fronteras contando las hazañas de este animalito.
Recuerdo que yo quedé fascinada con este cuento, tanto que cuando la profesora de dibujo nos decía “hoy es un trabajo libre, realicen lo que quieran”, yo decidí retratar al burrito mirándose en el agua, porque esa imagen era mágica, me puso diez.
Los capítulos narraban la relación enigmática y poética entre un hombre silencioso y un burro casi humano. Escrito entre los años 1906 y 1912, fue puesto a la venta su primera edición en 1914
Esta historia de amistad entre un burro plateado y un hombre solitario fue un enorme éxito
Platero y yo, conjugaron la máxima expresión de la comunicación entre dos seres que se entienden más allá de las palabras. Es una obra que constituye casi una autobiografía espiritual de Juan Ramón Jiménez.
Seguro recordarán que comienza diciendo: Platero es pequeño, peludo , suave, tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajo de cristal negro.
Esta maravilla de la literatura atravesó nuestra adolescencia marcándonos a fuego la imagen del burrito.
Esta historia de amistad entre un burro plateado y un hombre solitario fue un enorme éxito
Platero y yo, conjugaron la máxima expresión de la comunicación entre dos seres que se entienden más allá de las palabras. Es una obra que constituye casi una autobiografía espiritual de Juan Ramón Jiménez.
Seguro recordarán que comienza diciendo: Platero es pequeño, peludo , suave, tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajo de cristal negro.
Esta maravilla de la literatura atravesó nuestra adolescencia marcándonos a fuego la imagen del burrito.
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